martes, 23 de junio de 2015

LA BIBLIA


PALABRA DE DIOS




La Biblia, "Palabra de Dios" es un manual de instrucciones quien las dio Dios al los hombres para que se pueda llegar el camino a la eternidad, al trono donde el esta. Este libro nos permite encontrar la verdad de el Dios viviente, hacernos libres de las ataduras de este mundo y poder ser modelo, molde y ejemplo para otros, como lo hizo nuestro Señor Jesucristo.

laBiblia





Es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo. La canonicidad de cada libro varía dependiendo de la tradición adoptada. Según las religiones judía y cristiana, transmite la palabra de Dios. Hasta 2008, ha sido traducida a 2454 idiomas.



HISTORIA DE LA BIBLIA

La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados (llamados «libros»), escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un periodo muy dilatado y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí, los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo largo de aproximadamente 1000 años (entre el 900 a. C. y el 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces («Canto de Débora») y en las denominadas fuentes E (tradición elohísta) y J (tradición yahvista) de la Torá (llamada Pentateucopor los cristianos), que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas es también de la misma época. El pueblo judío identifica a la Biblia con el Tanaj, para el que carece de sentido y no es aceptada la denominación como Antiguo Testamento al no aceptar la validez del Nuevo Testamento.

El canon de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado por la Iglesia católica, bajo el pontificado de san Dámaso I, en el Sínodo de Roma del año 382, y esta versión es la que Jerónimo de Estridón tradujo al latín. Dicho canon consta de 73 libros: 46 constitutivos del llamado Antiguo Testamento, incluyendo 7 libros llamados actualmente Deuterocanónicos (Tobit, Judit,I Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc) ―que han sido impugnados por judíos y protestantes― y 27 del Nuevo Testamento. Fue confirmado en el Concilio de Hipona en el año 393, y ratificado en el Concilio III de Cartago (en el año 397), y el IV Concilio de Cartago, en el año 419.






Los hijos de Dios debemos descubrir y aprovechar ese tesoro que es la Palabra de Dios, bien llamado el Manual de la vida, para cultivar vidas desafiantes y exitosas. Ir a la Biblia es mucho más que hacer una simple e inspiradora lectura. Las Escrituras contienen los más profundos secretos capaces de trasformar al mundo entero. En ella se encuentra plasmada la más pura expresión del amor, sus más hermosos propósitos y las instrucciones precisas para que nos vaya bien.

Si en nuestro diario vivir no cultivamos el hábito de experimentar la Palabra de Dios a plenitud, podemos estar cayendo en el mismo problema que vivió el pueblo de Israel en los tiempos del sacerdote Elí: «...la palabra de Dios escaseaba y no había visión». Los propios hijos de Elí, a pesar de vivir en la casa de Dios y tener por padre al mismo sacerdote, no desarrollaron una comunión íntima con él; desaprovecharon la oportunidad de llegar a ser grandes siervos de Dios, bendecidos y prosperados, y llevando su Palabra de sanidad y restauración a un pueblo necesitado de escuchar su Voz.

Muchos de nosotros podemos declararnos cristianos, ir con frecuencia a la casa de Dios, alabarlo y cantar para él, aprender de memoria capítulos enteros, y aun enseñarlos, pero mientras la Palabra de Dios no sea una verdad absoluta en nuestro corazón, mientras no la creamos y la obedezcamos, escasearán las visiones de lo que Dios quiere hacer a través de nuestra vida, y las bendiciones se detendrán.

¿Cómo saber si la Palabra de Dios escasea en nuestra vida? Cuando en los momentos de dificultad, de dolor o de aflicción, salimos apresuradamente a buscar socorro y ayuda en otro lugar, con otras personas, diferentes a él. Olvidamos sus promesas y nos invade el desaliento y el temor. No podemos recordar sus hermosas palabras cargadas de esperanza: «Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» (Romanos 8:31-32).

Otro aspecto que nos permitirá conocer si en nuestra vida escasea la Palabra de Dios, es cuando no se evidencia en nosotros el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). La vida sin Palabra de Dios es una vida estéril, árida, carente de visión y de entusiasmo. Decidamos hoy volvernos ‘hacedores de su Palabra’ y no solamente oidores. Hoy es el día para revisar nuestro corazón y ver si estamos guardando su Palabra para no pecar contra él. Preguntémonos ¿cómo fue nuestra reacción ante alguna circunstancia adversa ocurrida en este tiempo? ¿Se manifiesta en nuestra vida el fruto del Espíritu Santo?

HABLEMOS CON DIOS

“Amado Padre celestial, quiero postrarme en tu presencia reconociendo tu gran amor al darme tu palabra que me da vida, sanidad y dirección. Enséñame Espíritu Santo a conocer esa verdad y ponerla por obra en mi vida para mostrarle al mundo tu obra maravillosa, Amén”.

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